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Capitulo cuatro
Capitulo cuatro
Afuera de la gruta el cielo se empezó a despejar lentamente y ceso
la lluvia, un suave viento sur comenzó a soplar. Era hora de continuar la
marcha.
Salí al borde de la cueva y me deje guiar por una corazonada.
Si el eremita estaba cerca seguramente había encendido una fogata en
algún lugar de aquella montaña. Si alcanzaba distinguir el humo me guiaría a su
encuentro.
Tome mis prismáticos, me subí a una gran roca que me permitía
mirar un amplio entorno y comencé la recorrida visual, de pronto una estela de
humo gris atrapo mi interés ¡¡¡Lo había encontrado!!!
(continuara en un próximo capitulo)
(continuara en un próximo capitulo)
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