martes, 28 de abril de 2015

Capitulo tres

El tercer día de mi búsqueda comenzó bastante mal, tuve que refugiarme en una gruta natural porque comenzó a llover, luego de recorrer con mi vista el refugio asegurándose que no había (al menos a la vista) alguna víbora o insecto que representara algún peligro para mi persona coloque la mochila sobre una roca y me senté en posición flor de loto a meditar, mi respiración se hizo mas serena y me invadió una gran paz; como quizás nunca la había experimentado.
Concentre la mirada en un punto del horizonte y comencé a recitar un Mantra.

De pronto sentí que esa búsqueda se tornaba para mí en algo mucho más importante que el simple hecho de buscar un hombre, porque estaba comprobando algunas fortalezas propias en mi personalidad que desconocía.
(continuara)
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